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Al tiempo, volar.

Brota imperante de justicia divina el necesitar la soledad en todo mi cuerpecito, en todo este camino que estoy armando. Quiero a la soledad como nunca antes habría imaginado. Y no me refiero a esas soledades amargas en las que crees que te volverás una “loca de los gatos” o la “solterona resentida”, esto va mucho más allá. Podría escribir mil poemas u odas para expresar de manera fidedigna lo que he estado sintiendo en mi pecho hace tanto tiempo, porque una se siente un poco más liberada de las ataduras y recaes en ti de la manera más sana y limpia. Eso de aprender a andar a tus propias tientas, tropezar y andar, tropezar y andar, eso es una de las sustancias más significativas porque resulta que te conoces mucho mejor y no temes mostrarle al mundo lo que verdaderamente contiene tu liquido vital. Que de momentos soy una brutal sonrisa viviente parlanchina o que de otros (y los más recurrentes) una muchachina muy de esas que se quedan pegadas en un mundo interno de observaciones y “disfrutaciones llenadoras”. Y para más remate, siempre descubro en Galeano la perfecta forma de entender que lo que percibo y vivo está en todo mi sano juicio; ¡que frases más ciertas se pega este caballero!.

“Uno necesita estar solo muchas veces en la vida. Y estar solo puede no ser estar solo en el sentido estricto de “estar solo”; porque como vos decías con mucha razón: uno muchas veces puede estar acompañado por las voces de la tierra, por las voces de la noche, por las voces de su propia memoria que te acompañan aunque no quieras. Uno nunca está de veras solo. Pero digamos que dentro de lo que sería esa soledad relativa, elegir la soledad es un derecho humano fundamental, el derecho de estar solo a veces y eso está perfectamente bien.”

De a sorbitos los pendientes

Me preparo una lista de cosas imprescindibles que he de continuar, y NO OLIVDAR.

– Ir a un café, sentarme en un rincón y pedir un café cortado. Ojalá esté bien cremoso y se me hagan bigotes de viejo pascuerito.

– No pegar pestaña con los ojos de las personas al momento que hablen sus pupilas.

– Salir más en bici y agarrar la confianza de las manos para soltarme del manubrio.

– Dibujar más pajaritos y menos líneas.

– Ver más amaneceres con el alma dispuesta a todo.

– Sacarme siempre los zapatos en la casa. Dejar a los pies sentir la tierra y todas las pelusillas.

– No dejar de abrazar a los árboles y agradecer que con ellos puedo calmar mis alergias y mis tragedias mentales.

– Soltarme el pelo cuando haya mucho viento, dejarme acariciar por todo lo invisible.

 

Hasta el momento estoy como quiero estar, pero los días avanzan y ya estoy metida en el calendario. Tengo euforia por las cosas venideras, en aquellas cosas que se han posado y aún no puedo abrir su envoltura.

Tiempo al tiempo, dicen.

 

Deja de buscar en los cuerpos, la magia está en el alma.

Condensación

Así estamos,

a flor de piel en el extremo ñurdo de mis dedos

titilante en el paraje del verso de mis latidos

con las pupilas ardiendo de los soles que han suscitado.

Me derramo ante los encuentros y desencuentros.

Que las deidades más pertinentes me alcancen los pies

que estoy flotando hacia abajo, estoy arqueándome a lo inefable

 Y cómo diría Pizarnik, mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío,

cómo dirían mis tímpanos al sentir crujir las vertientes

es que es vertiginoso como corre el alma,

se desparrama y se anida en su propio sitio

en lo más hondo de entre mis llanuras inmaculadas.

Se abre con premura así, la luna

como frutilla de mar a todas sus anchas.

 

Las notas

No siempre podía decirlo,  por eso escribía de vez en cuando. De hecho prefería que le fuera casual, porque se atoraba de sueños. Despertaba tarde como siempre, así que se vistió lo más rápido que pudo y corrió calle abajo hacia el paradero más próximo. “Hoy es un día de aquellos, en los que prefieres cerrar los ojos y permanecer recostada sobre la arena, escuchando como quiebran las olas sobre las negras rocas”, pensó mientras esperaba la micro. Cuando se sentó con dificultad por el frío que rodeaba la mañana, sacó una pequeña libreta negra, la llamaba “Vislumbramientos de viaje” y la miró con nostalgia. Dirigió la vista hacia afuera y se puso a dibujar con el vapor que estaba en la ventanita de la micro, mientras que el recorrido que estaba tomando le hacía notar los tantos lugares por los que pasaba. Todo estaba tan gris, azul y claro, no podía ser más hermoso un día así. Le hacían compañía muchos recuerdos, pero estaba latente algo en particular que le sobrecogía, sabía que no era porque iba atrasada, ese algo recorría expectante en sus pensamientos, pulsando..

 

“Será que necesito escribir un poco, será que siempre es necesario”, se dijo en un susurro mientras tomaba el lápiz esbozando una sonrisa cómplice.

2am

Silencio

ha nacido un cosquilleo entre mis pulmones

la flor ha emergido y se escabulle

el miedo y la curiosidad se untan entre mis cabellos

y se desliza, antojadiza

la cumbre de vapores de mis poros inquietos.

Necia, vagabunda y florida

alzo mis piernas al interminable infinito

que me suelte el gorgoteo de mis visiones

estoy aquí; blanca, pura e imprecisa

hazme sonreír que entre mis costillas nace un Jilguero.

EXISTE UNA TRIBU EN ÁFRICA…

“Los puñetazos …

“Los puñetazos del corazón contra el pecho. Dos golpes: estoy libre, estoy vivo. Esta necesidad de caminar en cualquier dirección y sin plazo, caminar porque sí, porque quiero, porque se me da la gana. La libertad”

 Eduardo Galeano

Nadando

Tienes la boca de la discordia y la mansedumbre en tus dedos. Con la mirada obnubilante, y llano de fertilidad vas armando tu cuerpo. En silencio, lleno de tus silencios, te veo. Con tus labios semi abiertos, con tus hombros livianos y el corazón repleto. Si estás cansado, respira. Si estás nublado, detente. Que la ambigüedad no rompa tus esquemas. Que las sorpresas no sean más que salvavidas de lo cotidiano. Y nada muy hondo, cala muy en tus huesos.

Energía y ciclos