Noctilucnt

Month: December, 2013

Al tiempo, volar.

Brota imperante de justicia divina el necesitar la soledad en todo mi cuerpecito, en todo este camino que estoy armando. Quiero a la soledad como nunca antes habría imaginado. Y no me refiero a esas soledades amargas en las que crees que te volverás una “loca de los gatos” o la “solterona resentida”, esto va mucho más allá. Podría escribir mil poemas u odas para expresar de manera fidedigna lo que he estado sintiendo en mi pecho hace tanto tiempo, porque una se siente un poco más liberada de las ataduras y recaes en ti de la manera más sana y limpia. Eso de aprender a andar a tus propias tientas, tropezar y andar, tropezar y andar, eso es una de las sustancias más significativas porque resulta que te conoces mucho mejor y no temes mostrarle al mundo lo que verdaderamente contiene tu liquido vital. Que de momentos soy una brutal sonrisa viviente parlanchina o que de otros (y los más recurrentes) una muchachina muy de esas que se quedan pegadas en un mundo interno de observaciones y “disfrutaciones llenadoras”. Y para más remate, siempre descubro en Galeano la perfecta forma de entender que lo que percibo y vivo está en todo mi sano juicio; ¡que frases más ciertas se pega este caballero!.

“Uno necesita estar solo muchas veces en la vida. Y estar solo puede no ser estar solo en el sentido estricto de “estar solo”; porque como vos decías con mucha razón: uno muchas veces puede estar acompañado por las voces de la tierra, por las voces de la noche, por las voces de su propia memoria que te acompañan aunque no quieras. Uno nunca está de veras solo. Pero digamos que dentro de lo que sería esa soledad relativa, elegir la soledad es un derecho humano fundamental, el derecho de estar solo a veces y eso está perfectamente bien.”

De a sorbitos los pendientes

Me preparo una lista de cosas imprescindibles que he de continuar, y NO OLIVDAR.

– Ir a un café, sentarme en un rincón y pedir un café cortado. Ojalá esté bien cremoso y se me hagan bigotes de viejo pascuerito.

– No pegar pestaña con los ojos de las personas al momento que hablen sus pupilas.

– Salir más en bici y agarrar la confianza de las manos para soltarme del manubrio.

– Dibujar más pajaritos y menos líneas.

– Ver más amaneceres con el alma dispuesta a todo.

– Sacarme siempre los zapatos en la casa. Dejar a los pies sentir la tierra y todas las pelusillas.

– No dejar de abrazar a los árboles y agradecer que con ellos puedo calmar mis alergias y mis tragedias mentales.

– Soltarme el pelo cuando haya mucho viento, dejarme acariciar por todo lo invisible.

 

Hasta el momento estoy como quiero estar, pero los días avanzan y ya estoy metida en el calendario. Tengo euforia por las cosas venideras, en aquellas cosas que se han posado y aún no puedo abrir su envoltura.

Tiempo al tiempo, dicen.

 

Deja de buscar en los cuerpos, la magia está en el alma.

Condensación

Así estamos,

a flor de piel en el extremo ñurdo de mis dedos

titilante en el paraje del verso de mis latidos

con las pupilas ardiendo de los soles que han suscitado.

Me derramo ante los encuentros y desencuentros.

Que las deidades más pertinentes me alcancen los pies

que estoy flotando hacia abajo, estoy arqueándome a lo inefable

 Y cómo diría Pizarnik, mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío,

cómo dirían mis tímpanos al sentir crujir las vertientes

es que es vertiginoso como corre el alma,

se desparrama y se anida en su propio sitio

en lo más hondo de entre mis llanuras inmaculadas.

Se abre con premura así, la luna

como frutilla de mar a todas sus anchas.